PREMIOS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CIENCIAS FISIOLÓGICAS
Premio Antonio Gallego
El Premio Nacional "Antonio Gallego" de Fisiología se instauró en 2011 por acuerdo de la Junta de Gobierno de la SECF. Se comunicó a todos los socios a través de la revista Fisiología (ver Boletin de la SECF numero 13-1 de junio de 2011). Dicho acuerdo fué ratificado en la asamblea general celebrada en Santiago de Compostela en 2012, durante la celebración del congreso (Congreso Conjunto de la SECF y la FEPS, Santiago de Compostela, 8-11 de septiembre de 2012).
CARTA DEL PRESIDENTE publicada en el Boletín de la SECF número 13-1:
Es para mí un placer poder comunicar a todos los socios que la Junta Directiva de la Sociedad Española de Ciencias Fisiológicas ha acordado, por unanimidad y durante su reunión anual de 2011, instaurar el premio “Antonio Gallego”, para reconocer la importancia de una carrera académica en el ámbito de la fisiología española, desarrollada mayoritariamente en España, y con manifestaciones relevantes en la enseñanza, la investigación y la construcción de estructuras y espacios funcionales para el avance de la ciencia.
La elección de la personalidad premiada será competencia de la Junta Directiva de la SECF, que podrá asesorarse, en su caso, en la forma que estime conveniente. El premio se concederá cada dos años, y será entregado durante la celebración del congreso bienal de la SECF, invitándose al premiado a la impartición de una conferencia plenaria en el mismo. Por lo tanto, la primera edición de este premio tendrá lugar durante nuestro congreso de 2012 en Santiago de Compostela.
Con la instauración de este premio, la Junta Directiva que presido quiere, además de reconocer la labor de algunos de nuestros insignes colegas, recordar la figura de Antonio Gallego. El profesor Antonio Gallego Fernández, catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense, tuvo una importancia crucial en el desarrollo de la fisiología española en los años 60 y 70, y desempeñó un papel preponderante en el nacimiento y desarrollo de la Sociedad Española de Ciencias Fisiológicas. Incorporó a la universidad española el concepto de que la actividad investigadora constituía un componente esencial de la misma, introdujo la implementación de prácticas experimentales, prácticamente en todos los aparatos y sistemas, en la enseñanza de la fisiología, y fomentó la idea de la formación postdoctoral en laboratorios extranjeros como elemento formador imprescindible, en un momento en que la mayoría de los catedráticos de la universidad española eran más funcionarios disciplinados que verdaderos maestros.
De manera pionera fomentó la participación de la empresa privada en la financiación de la investigación en la universidad, facilitando la colaboración de la Compañía Española de la Penicilina, en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, a través de la creación de la Fundación Marqués de Urquijo y el Instituto de Farmacología Española (quienes financiaron durante muchos la edición de las Actas de la SECF). Contribuyó de manera significativa a la formación de fisiólogos, buena muestra de lo cual lo constituye el hecho de que discípulos directos suyos (la mayoría de los cuales se iniciaron como alumnos internos en la cátedra que dirigió) formen hoy parte de los departamentos de Fisiología de Madrid (Alcalá y Complutense), Salamanca, Córdoba, Alicante, Elche, La Laguna, Santander, McGuill, etc.), estimulando la idea de una carrera científica similar a la que se desarrollaba en las universidades americanas. A finales de los años sesenta fue el promotor de un plan de enseñanza de la medicina que constituía una verdadera novedad en la universidad española, y que incorporaba métodos y estrategias habituales en las universidades anglosajonas. Como investigador, fue un eminente neurofisiólogo en un momento en que nuestro país carecía de tradición científica, y contribuyó a extender la importancia de la obra de Cajal ente los jóvenes aspirantes a neurobiólogos de la época.