Sir Andrew F. Huxley (1917-2012) y las bases de la Biofísica actual
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Por: Teresa Giráldez |
Hodgkin y Huxley hicieron magia. Una magia que nadie podría definir mejor que el Profesor Latorre, como representante de la escuela Biofísica chilena, una de las mejores del mundo.
Pero más allá (quizá demasiado “más allá”) de la inigualable relevancia científica de su trabajo, Hodgkin y Huxley suponen para mí una fuente de inspiración a la que a menudo recurro. En primer lugar, su trabajo constituye el primer modelo matemático que describe y predice un fenómeno biológico. Una vez leí una frase, del también Premio Nobel Sydney Brenner, que se refería a este tema. Decía “¿Biología de sistemas? Hoy todo el mundo habla de eso. Pero esto se inventó hace mucho tiempo, se llama Fisiología”. Sin duda, tenía a Hodgkin y Huxley en la cabeza. Su modelo del potencial de acción es la representación inequívoca de la biología cuantitativa, rigurosa: la Ciencia, con C mayúscula. Este hecho tiene aún más impacto cuando uno piensa en las fechas en las que desarrollaron su carrera, y aquí reside mi otro punto de inspiración. Pese a que sus artículos más relevantes están publicados a principios de los años 50 y obtuvieron el premio Nobel en el año 1963, una gran parte de su trabajo fue realizado en Inglaterra en los años 40, ¡con la II Guerra Mundial sobre sus cabezas!. De hecho, A. Huxley, que era estudiante de medicina al comienzo de la guerra, tuvo que interrumpir sus estudios porque los continuos bombardeos provocaron la interrupción de las clases. Así, aplicó sus conocimientos de fisiología y matemáticas dentro del grupo de investigación militar de P. Blackett, entre otras cosas trabajando en la optimización del uso de datos del radar (muy rudimentario aún) y su aplicación al armamento antiaéreo. No fue hasta 1941, tras conseguir una beca de investigación en el Trinity College, cuando retomó su investigación sobre la transmisión bioeléctrica junto con A. Hodgkin. A menudo me pregunto cuántas veces se cuestionaron si seguir adelante merecía la pena. Y quizá la respuesta es “ninguna”… tenían una pregunta científica que valía la pena y un sistema para contestarla. ¿Cómo no iban a seguir adelante?. Se construyeron su propio equipo (me pregunto cuál era su presupuesto en aquellos tiempos difíciles, recién terminada la guerra, y en Inglaterra….) y describieron matemáticamente uno de los procesos fisiológicos más relevantes. En estos momentos, en los que vemos temblar nuestro futuro como científicos, pienso que Hodgkin y Huxley no sólo elaboraron un modelo, sino que son un “modelo” en sí mismos. Hicieron ciencia a pesar de todo. En nuestra “guerra” actual, debemos basarnos en su mismo espíritu y no olvidar la importancia de lo que somos: científicos. Buscadores de conocimiento.
Desde hace dos años tengo el placer de explicar, en uno de los cursos del master de Biomedicina de la Universidad de La Laguna, el modelo de Hodgkin y Huxley. Y es un placer (y un honor) porque lo hago con Patricio Rojas, uno de los discípulos de Ramón Latorre. Durante dos clases disfrutamos (quizá más yo que él) deduciendo con los alumnos cómo, sin saber qué era un canal iónico, se llegó a modelar con una exactitud asombrosa la variación del potencial de membrana en un axón: el potencial de acción. Este año lo hicimos en dos turnos. El mío era el segundo. Cuando terminé la explicación, puse un gráfico con la predicción del modelo para la variación del potencial en el tiempo. Manteniendo la emoción, mostré lentamente los datos experimentales, que por supuesto son prácticamente indistinguibles de la predicción. Mirando atentamente a la pantalla, en el grupo de estudiantes al menos tres pares de ojos se abrieron inmensamente, y un susurrado “increíble” me llenó de alegría. Aún ahora, más de 50 años después, Hodgkin y Huxley siguen haciendo magia.
Teresa Giráldez es líder de grupo del Hospital Universitario Nª Sª de Candelaria con un contrato del Programa Nacional “Miguel Servet”, y miembro del Centro de Investigaciones Biomédicas de Canarias.